Se transforma, me transforma, nos transformamos: la educación inclusiva como modelo
Por Lic. Gabriela Fusco*
¨Creo que debería haber una regla para que todos sean ovacionados al menos una vez en sus vidas¨, dijo Auggie Pullman, protagonista de la película ¨Extraordinario¨ (Wonder, 2017) dejando una huella en docentes, en sí mismo pero sobretodo en sus compañeros. Y es allí en lo que reparo cuando hablamos de educación inclusiva: lo rico de lo heterogéneo y diverso, un aprendizaje para la vida.
Cuando hablamos de inclusión existe cierta idea socialmente compartida, en que consiste en un lujo al que solo algunos pocos pueden acceder. Ya sea por límites de cupos en instituciones educativas, por el pensar compartido sobre que una escuela especial está más preparada para acompañar los desafíos de las Personas con Discapacidad, entre otras razones. Pero lo real es que es un derecho y como tal todos deben poder ejercerlo plenamente.
El artículo 24. de la Convención Internacional de las Personas con Discapacidad sostiene: ¨Los Estados Partes reconocen el derecho de las Personas con Discapacidad a la educación. Con miras a hacer efectivo este derecho sin discriminación y sobre la base de la igualdad de oportunidades, los Estados Partes asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles así como la enseñanza a lo largo de la vida¨. Sin embargo, son incontables las barreras con las que las familias se encuentran a diario para hacer cumplir este derecho, lo que por consecuencia transforma la ilusión en desesperanza y resignación. De esta manera, muchas familias optan por la escuela especial como refugio en tanto que muchos lo consideran como el único sistema que está preparado para la diversidad.
En una vereda diferente se abren otras posibilidades que nos presentan que la educación inclusiva en escuela común sí es posible. Testimonios que nos cambian el rumbo y nos muestran una pequeña luz como motivación para empoderar e informar.
Por octubre de 2022, navegando entre las novedades del día, mis ojos se fijaron en una nota en La Nación Online cuyo título me conmovió y captó mi interés: ¨Adiós a las escuelas especiales: cómo solucionó La Pampa el problema que angustia a miles de padres en el resto del país¨. No pude evitar zambullirme en las palabras del periodista que había dejado frente a mí, tan hermosa noticia. Una historia de La Pampa, ¨La provincia (que) se convirtió en la primera del país en incluir a todos los chicos y chicas con discapacidad en los colegios comunes; las escuelas especiales fueron reconvertidas en espacios de apoyo y multiplicaron por cuatro los docentes que acompañan al maestro de grado en las tareas de integración¨.
Para conocer más sobre esta propuesta, nos acercamos a Ana Inés Vázquez, mamá de Isabella, Mora e Ignacio, quienes viven en la ciudad de Santa Rosa, capital de la provincia de La Pampa. Isabella (15 años), la mayor de sus hijos, fue diagnosticada con Parálisis cerebral por una hipoxia en su nacimiento. Su compromiso de desarrollo es global, desde que tiene un mes y medio que comenzaron con su rehabilitación, estimulación, reiterados viajes a Buenos Aires con diferentes especialistas.
Isabella comenzó el jardín a partir de los 2 años y siempre estuvo incluida en el sistema educativo, feliz, rodeada de amigos, de docentes, acompañantes, familias que fueron redes de apoyo y los acompañaron. Este año comienza su tercer año en el colegio secundario proyectando nuevos desafíos, estrategias y con un gran objetivo que es lograr su comunicación y comenzar a darle voz que seguramente tiene mucho para contarnos.
Nos cuenta Ana Inés también que, para sorpresa de todos, el año pasado descubrieron que le encanta correr maratones con un gran atleta que eligió conocerla, que se adoran y que juntos ya hicieron miles de kilómetros por toda la provincia, superándose en tiempo en cada carrera. Isabella es una atleta más, le encanta recibir sus medallas, ya todos la conocen y es maravilloso verla tan feliz.
Gabriela: ¿Cómo fue tu camino en la educación de tu hija?
Ana Inés: Isabella comenzó su salita de 2 en un jardín privado avalado por el ministerio de educación, tenía su maestra integradora privada que acompañaba toda la jornada. Fue recibida amorosamente por su directora y seños que lejos de cualquier prejuicio lograron que sus días sean hermosos con muchos objetivos cumplidos. Allí hizo sala de 3, sala de 4. Su salita de 5 la comenzó en una escuela más grande. Fui a inscribirla al mismo colegio de gestión privada en el cual había comenzado su hermana, pero decidieron no aceptarla aduciendo dificultades edilicias por su silla de ruedas, por no saber cómo evaluarla acompañado de que el colegio no estaba preparado para recibirla, entre otras cosas.
Pasado este momento, fui recibida por la directora de Educación Inclusiva, conociendo nuestro camino me ofreció que elijamos la escuela pública que más se adapte para Isabella y así fue como comenzó su sala de 5 en la escuela N°218 con su maestra integradora del estado. Fue un año muy lindo para Isa, Educación disponía del transporte que la llevaba y la traía, también tenía acompañante idóneo, todo siempre tiempo completo. Comenzando su primer grado, ya en una escuela más grande, se hicieron más visibles las barreras, en ese momento solo podían ir a la escuela los chicos que sabían leer y escribir o que presentaban menos dificultades de aprendizaje. Por lo cual, en ese momento consideraron que lo mejor para Isabella era estar aislada trabajando la individualidad con su maestra integradora y su acompañante dentro de la misma escuela. Luego de muchas reuniones y de asesorarme con estrategias que se podrían implementar para que Isabella estuviera incluida en el aula, logré que antes de las vacaciones de invierno Isa ya estuviera dentro del aula con una nueva manera de adaptación, concluyendo el año con muchos avances.
El resto de la primaria fue una experiencia muy linda: trabajo en conjunto con el equipo de rehabilitación y un rol activo de la escuela participando activamente de cada propuesta con su acompañante como un gran sostén. Mi mayor satisfacción era verla feliz, disfrutando, trabajando saberes acorde a sus posibilidades, apropiándose de su escuela, era recibida tanto por la portera, la bibliotecaria, la directora, una escuela que la cobijó, que aprendió, que entendió, que le dio mucho amor, y unos amigos que hasta el día de hoy están presentes en su vida, lazos muy fuertes incluso con las familias también. Al siguiente año pude elegir un colegio secundario público, porque así lo establece este nuevo modelo de inclusión propuesto por el ministerio, fue muy bien recibida, ese año se lanzó esta nueva modalidad de inclusión en el cual las escuelas especiales se convirtieron en escuelas de apoyo a la inclusión, ese año había 7 chicos incluidos con Isa, tenían 2 DAI (docentes de apoyo a la inclusión) dentro del aula trabajando en conjunto con el profesor.
Gabriela: ¿Cómo es el modelo educativo en La Pampa desde la nueva normativa y que implica?
Ana Inés: En nuestra experiencia, este modelo claramente allana a otras familias todo el camino que a nosotros nos tocó atravesar desde los comienzos de Isa, hace regir la ley de educación inclusiva que está contemplada, en donde está garantizado el transporte, a elegir el colegio teniendo prioridad, la transformación de las escuelas especiales en escuelas de apoyo a la inclusión, el titulo avalado por el ministerio al terminar los estudios secundarios, entre otras.
Gabriela: ¿Qué significa para tu hija y para vos este cambio?
Ana Inés: En lo personal me parece que es el camino a seguir. Creo profundamente en la inclusión porque en nuestra experiencia ya de tantos años, Isa todo lo que aprendió fue en su contexto social, aprendió a regular sus emociones, aprendió tiempos de espera, a trabajar con pictogramas, salidas compartidas con sus pares, a festejar cumpleaños, su gran motivación para caminar y correr con su andador, su autoestima mejoró, incluso con el tiempo pudimos ir sacando todas sus medicaciones y hace ya un año que no toma absolutamente nada, comparte con sus pares, escucha conversaciones de adolescentes, va a cumples y la voy a buscar 12.30 de la noche (algo que nunca había imaginado). También experimentó caerse de una hamaca como todos, experimentó que un compañero le ponga un límite si le tiraba el pelo, experimentó que la docente le llame la atención si ella estaba gritando como a todos, escuchar las explicaciones del profesor, aburrirse como todos con alguna materia que no nos gustaba, tener mejor relación con algún profe más que con otro como todos, festejar su cumple de 15 con un matinée asistiendo 50 chicos que formaron parte de su vida a lo largo de todos los años (un gran mimo al alma verla tan feliz). En lo personal me parece que las familias debemos ser parte de este cambio, siempre debemos ser escuchadas, respetadas, trabajar en equipo y confiar que es el mejor lugar.
Gabriela: Para que este modelo de La Pampa se replique en otros lugares, ¿cuáles creerías que deberían ser las bases?
Ana Inés: Lo importante es que las escuelas y colegios puedan ser permeables, entendiendo que es un constante aprendizaje de todas las partes (profesionales y familias) Darle el real significado a la palabra INCLUSIÓN como tal, entendiendo que cada chico tiene una individualidad y potenciar sus capacidades. Eso se logra a través de la observación y el trabajo en equipo, que los recursos estén a disposición de acuerdo a las necesidades de cada uno. Generar redes de apoyo, crear vínculos para que este camino sea más amoroso. Considero que es importante que todos comprendan que estar incluidos en el sistema educativo no significa que solamente se les permita estar, o que las docentes realicen las actividades por ellos simulando que hacen las actividades igual que al resto. La inclusión debe ser real: con objetivos a trabajar y estrategias de aprendizaje acordes a las posibilidades de cada uno potenciando sus habilidades.
Conocer la historia de Ana Inés e Isabella me dejó embebida en una mezcla entre emoción y esperanza en combinación con muchas ganas de seguir escribiendo, concientizando e informando. Conocer su recorrido y experiencia sin dudas deja una marca que nos hace frenar y replantearnos varios interrogantes. ¿En qué lugar de este escenario estamos? ¿Cómo podemos colaborar desde cada lugar para que este modelo se contagie? ¿Cómo podemos lograr que cada niño sienta que se cree en él? Principalmente observar con mirada atenta libre de prejuicios, erradicando la mirada estigmatizante que lejos de potenciar las habilidades se centra en las debilidades y preparándonos para afrontar la respuesta a una inquietante pregunta: ¿estoy conectado con la situación haciendo que la inclusión sea una palabra puesta realmente en práctica o solo liberada al aire vacía de contenido?
*Gabriela Fusco es Licenciada en Comunicación Social y defensora de los derechos de las Personas con Discapacidad. Tiene un rol activo en comunicar en pos de la convivencia para construir un mundo mejor en el cual todos estemos incluidos. Es mamá de dos niñas, pianista desde los 8 años, cantante y escritora de diversos textos.